Culturalmente la India es uno de los países más especiales del mundo. Es enorme, tiene una población de más de 1000 millones de habitantes y cuenta con cientos de religiones, idiomas y formas de entender la vida.
-El templo de las ratas-
Emocionante, asombroso y exótico, el Templo de Karni Mata es el hogar de 25.000 ratas que comen, duermen, deambulan por las instalaciones del templo, protegiendo a las mismas y también bendiciendo a los devotos. Sin temor a que su vida termine, las ratas viven una vida tranquila sin ningún temor en uno de los destinos turísticos y lugares religiosos más populares de la India.
Situado en la ciudad de Deshnoke (Rajastán), es quizás el templo más raro del mundo.
-Arquitectura del templo-
La arquitectura del templo se asemeja enormemente al estilo arquitectónico mogol, debido a su plata, sus magníficas puertas y su fascinante frente de mármol.
Majestuoso e impresionante, el templo tiene una bonita entrada de mármol labrado. El blanco reluciente contrasta con los muros pintados de un alegre rosa chillón.
Pero a este oratorio no se acude por las estatuas de plata ni las columnas de filigranas, sino por sus habitantes permanentes: 25.000 ratas.
-Leyenda-
Las ratas que habitan este templo de Dashnoke no están allí por descuido higiénico (aunque no sea el recinto más limpio que uno pueda contemplar), sino porque se trata de los descendientes de Karni Mata, uno de los avatares de la temible diosa Durga. En disputa con el dios de la muerte Yama, que se negó a concederle la resurrección de uno de sus hijos recientemente fallecido para quedarse con su alma, Karni Mata le prometió que a partir de aquel momento todos sus descendientes serían roedores, de manera que, si por ella era, no tendría más espíritus de los que apropiarse.De todas las miles y miles de ratas del templo, hay 4 o 5 que son blancas y que se consideran especialmente sagradas. Verlas es señal de buena suerte.
El templo de Karni Mata empezó a construirse hace más de 600 años, aunque no se le dio su forma actual hasta bien entrado el siglo XX.
-Visita al templo-
La visita al templo, no es una visita que esté diseñada para todos los estómagos. Es un templo lleno de deposiciones y orines y en el que, como se puede imaginar, el olor que se percibe es, cuanto menos, intenso. Si a esto añadimos que las ratas pueden corretear libremente entre los pies del visitante (sí: las ratas pueden tocar al visitante, pasar por encima de sus pies e, incluso, ser pisadas por alguno de ellos), ciertamente no parece una visita que pueda gustar a cualquier tipo de turista.
Como en cualquier otro templo de la India, el visitante debe entregar sus zapatos antes de penetrar en él. Aquí, para los extranjeros –sabiendo de sus fobias–, hay tolerancia con que se camine con los calcetines puestos. Será una protección psicológica para aquellos que no quieran sentir el contacto directo de los roedores cruzando sobre sus empeines o yendo a olisquear sus tobillos.
Las ratas aparecen por todos los rincones imaginables, hay que caminar con cautela y mirando bien por dónde se pisa, para no provocar un doble susto roedor-humano. Los animalillos suelen acercarse a husmear a los extraños, y se dice que trae buena suerte que uno de ellos corretee por encima de tu pie.
Los hindús acuden aquí con gran veneración, y cada mañana los sacerdotes sirven enormes recipientes repletos de fruta y verduras cortadas y bandejas de leche para que las descendientes de Karni Mata estén bien alimentadas.
Hay que estar muy pendientes de intentar localizar alguno de los escasos ejemplares blancos que habitan el lugar, pues ese contacto visual se considera altamente augurioso, y supone un aumento de la riqueza material en la vida de quien lo ha tenido.
Contrastan el encogimiento y los rostros rígidos de los occidentales que se mueven con pies de plomo por el recinto con la naturalidad de los hindús, que se postran a rezar –incluso llegan a tumbarse cuan largos son boca abajo sobre el suelo–, ignorando a los roedores o, directamente, acariciándoles y hablándoles de los deseos que han venido a solicitar. Hay incluso quien toma con la mano un sorbo de la leche que están engullendo las ratas. Puesto que ha estado en contacto con ellas, también es sagrada y auspiciosa.
Los rectores del templo aseguran que desde que el lugar existe, hace 600 años, jamás se ha dado una enfermedad contraída por los contactos con los roedores. Pero es una convicción, no hay datos que lo respalden. En cualquier caso, por respeto a las creencias locales, es mejor no hacer aspavientos ni proferir gritos. Si no se puede soportar la visita lo mejor es retirarse discretamente.
Como medida de precaución, lo mejor es deshacerse de los calcetines usados durante la visita y, si es posible, regresar al hotel y lavarse a fondo o tomar una ducha, pues inevitablemente, durante el paseo, se habrán pisado excrementos y orina de las miles de ratas que campan a sus anchas por todo Karni Mata.
Fuentes y fotografías:
La Vanguardia
India mágica
Mundo-nómada
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